marzo 05, 2011

Masquerade


Necesito que entiendas que esto me va a llevar un tiempo. Más del que yo quisiera. Ya no puede ser de otra forma, es demasiado tarde. No debería sorprenderte, no fuiste el principio de mi vida, y así es mejor, porque aprendí muchas cosas. También olvidé muchas otras. Va a ser inconcebiblemente difícil aprender a confiar otra vez.
Una mirada, una sonrisa, un gesto. No alcanzan. Hace falta algo más, porque las máscaras abundan; son frías, traicioneras. Peor aún, seductoras, peligrosamente seductoras. No soy ciego, algunas personas llevan la falsedad escrita en el rostro, se les nota, las comisuras de sus labios se inclinan para formar un semblante plástico, y sus ojos se delatan con el brillo opaco de la cera. Aun así, darse cuenta de esto no es garantía de nada. La imprudencia ya me valió una severa condena: meses enteros limpiando escombros por los caminos que transité, tratando de unir los retazos que regué por todas partes cuando me rompí en un millón de pedazos.
No es difícil al principio, seguir las reglas del juego se da casi de manera natural. Más aún cuando se evita la contradictoria molestia de pensar. Pero cuando este baile de máscaras empieza a parecer absurdo, se descubre la paradójica sensación de estar solo en medio de un montón de gente.
El colorido, las luces y el maquillaje no hacen más que disimular la rigidez de una estructura impiadosa que nos absorbe a todos. Es que la clave de todo está a simple vista, tan expuesta que hay que mirar dos veces para verla. Está en la superficie de las cosas. En las palabras comunes, en la piel desnuda. Es tan sencillo que las cosas son lo que parecen.
Las emociones intensas de un espectáculo circense y la depresión profunda de la más absoluta soledad conviven en el mismo juego. ¿Pero qué pasa con los que ya no quieren jugar? Puedo rehusarme a usar una máscara de nuevo, puedo burlarme de la forma de las cosas inminentes, puedo vivir en una ilusión... Porque es imposible sacarse todos los antifaces.
El más capital de los pecados, la inocencia, puede ser la única manera de ser libre. No podemos vivir, después de todo, sin un poco de ilusión, pero es un arma de doble filo. Las ilusiones nacen en el centro del corazón, y ahí permanecen, solidificándose firmemente con el pasar del tiempo, como si fueran delicadas y perfectas piezas de cristal. Sin embargo, son tan hermosas como frágiles, y cuando se rompen (siempre se rompen) se convierten en la más natural de las torturas, te desangran por dentro. Con cada latido es más doloroso respirar, hasta que el calor del cuerpo finalmente funde las astillas cortantes, que salen por el único lugar posible: los ojos.
Lágrimas, siempre lágrimas en frente del reflector. Y la máscara por fin abandona mi rostro. Cuando las luces se apaguen, ¿estaré solo?





I need you to understand that this is going to take me a while. Longer than I would like it to be. It can't be any other way now, it's too late. This shouldn't be a surprise to you, you weren't the beginning of my life, and I like it that way better, because I have learned so many things. I have also forgotten much. Learning to trust again it's going to be inconceivably hard.
One look, one smile, one gesture. It's not enough. It takes more than that, because masks are plentiful, they're cold, treacherous. And even worse, seductive, dangerously alluring. I'm not blind, some people have deceitfulness written in their faces, it shows, the corner of their mouths bends drawing a plastic countenance, and the opaque brightness of their eyes, as if they were made of wax, betrays them. But still, this is no guarantee. Foolishness has earned me a severe sentence: full months picking up debris through the roads I had passed along, trying to join together the remnants I scattered all around when I broke into a million pieces.
At first it's not tricky, following the rules of the game comes almost as a natural thing. Even more when the conflicting inconvenience of thinking is avoided. But when you find this masquerade to be absurd, the paradoxical feeling of being alone amidst a bunch of people is uncovered.
Colorfulness, lights and makeup have no other purpose than that of concealing the stiffness of a merciless structure which absorbs everyone of us. And the key of it all is at a glance, so exhibited that you have to look twice to see it. It's in the surface of things. In the ordinary words and in the bare skin. It's so simple that things are what they seem to be.
A circus show's thrilling emotions and the absolute loneliness' deep depression live within the same game. But what happens to those tired of playing? I can refuse to wear a mask again, I can mock the shape of things to come, I can live an illusion... For it is impossible to remove every mask from your face.
Innocence, the deadliest of sins, could be the only way to be free. We can't live, after all, without some dreams, but they are a double-edged weapon. Illusions are born deep inside your heart, and there they remain, growing firmly solid as time passes, as if they were exquisite, perfect glassware. However, they are as beautiful as they are fragile, and when they shatter (they always do) they turn into the most natural torture, as your heart bleeds out. Breathing hurts more with each heartbeat, until the heat of your body finally melts the cutting shards and they come out by the only possible route: the eyes.
Tears, always tears under the limelights, and then the mask leaves my face at last. When the lights go down, will I be alone?

Andrés Gutiérrez

~
photo 1: Masquerade, by Susan Moyer.

4 comentarios:

Euge Vitelli dijo...

Me encanta como escribís, tu inglés y la estética que le das a las entradas (y el hecho de que recién empezás y todo es casi temático y no un menjunje de porquerías como es mi blog =D).

Congrats :)

Andrés dijo...

gracias =D
igual el hecho de que sea todo temático, no es más que una consecuencia de mi obsesividad xD

Euge Vitelli dijo...

Ya vas a caer! A todos los bloggers nos pasa lo mismo, empezamos subiendo textos y canciones y un día nos rompemos las bolas y nos despachamos contra alguien en el blog y con eso ya está... dos palabras y tu blog se convirtió en tu diario :P

88AYM dijo...

Andrew! No sabía que por fin abriste un espacio para compartir tus "escritos"
HAHAHAH, me acuerdo que me contabas que te gustaba escribir :D
Me gustó mucho esta entrada, me pareció bastante identificativa, te sigo :D